EL JUEGO DE LAS BODAS (Ünger Tchalaï)
Cuando conozcas bien visualmente los Reyes y las Reynas, diviértete con una experiencia apasionante. Fíjate primero que en cada familia hay un personaje que lleva dos utensilios, son la Reyna en las Copas, y el Rey en las Espadas, el Caballero en los Oros.
Pero en los Bastos, los cuatro no tienen más que un solo utensilio
y en las Espadas, la Sota al igual que el Rey, parece llevar dos utensilios,
¿qué indica esto?
Escoge después entre tus amigos (as) uno/una relativamente dotado de intuición o que pase como tal.
Pídele que case juntos los cuatro Reyes
con las cuatro Reynas,
pero evidentemente no con los que llevan el mismo nombre. (Este juego te enseñará que los Reyes y las Reynas de una misma familia son más bien hermanos-O clones, es decir, que surgen artificialmente de una misma célula, son entonces «dobles» genéticos. ¡Esta operación está lejos de ser actualmente posible a nivel humano!- que esposos).
Con un margen de error mínimo, «casarás»:
Sr. de Oros con Sra. de Bastos;
Sr. de Copas con Sra. de Espadas;
Sr. de Bastos con Sra. Oros;
Sr. de Espadas con Sra. de Copas.
Y no sabrá explicar por qué; no podrá adelantar nada más que impresiones y todas subjetivas. Ha cogido la huella energética de los apareamientos pero no puede justificarla en los detalles objetivos. Se habrá dado cuenta que se mantienen dos tipos de asociaciones: Oros-Bastos y Copas-Espadas. Cualquier otra asociación no tendrá en cuenta el modelo que dirige la manifestación y no será la mejor posible.
¿Dónde están los detalles que permiten confirmar estas «bodas» intuitivas?.
Semejante trabajo, tan delicado, difícilmente puede ser descrito en un método.
Sin embargo si has llevado a cabo conscientemente y concienzudamente tu estudio del Tarot tal y como se te indica aquí, tienes todos los elementos para encontrar estos detalles, que figuran abiertamente en las imágenes. Para ayudarte he aquí algunas indiscreciones.
Un Rey y una Reyna hacen un gesto muy evidente y son los únicos que lo hacen en todo el Tarot: se remangan una parte de sus vestimentas.
¿Para qué? No es necesaria ninguna explicación.
Otro tiene un utensilio —¿a qué se parece?, ¿a una jeringa?, ¿a un bolígrafo?— que dirige hacia su talón. Se va a herir a menos que la punta de su utensilio pueda poner en movimiento el utensilio de una Reyna, que hasta ese momento permanecía estática.
¿Has visto alguna vez dar vueltas una peonza(perinola)?
Otro Rey mantiene juntas las dos partes (¿quebradas?) de su utensilio; pero el utensilio de una Reyna (peligroso por otra parte) puede dar una armadura al que la tiene rota y al mismo tiempo cobijarle.
Y por fin, fíjate bien en las manos izquierdas del Rey y de la Reyna que quedan... ¿de dónde salen? Qué sorpresa...
Estos detalles no son suficientes, aunque se conserven como prueba, para desvelar totalmente las bodas que hemos hecho.
Pero no olvidemos que el Tarot es el maestro, estamos aprendiendo, constatando.
Cada Rey y Reyna, por ejemplo, manifiesta a la vez un tipo psicológico, un héroe histórico y demás encarnaciones/representaciones de la misma huella energética. Observemos las alianzas que el Tarot nos muestra; miremos las asociaciones, los tipos de boda que nos rodean.
Las alianzas eficaces no son más que las que permiten combinar las ventajas y las insuficiencias de dos compañeros.
¿Con qué personaje te identificas?
¿Te gustaría parecerte?
Se junguiano: ¿cuál es su ánimus o su ánima?
¿Cuál es el compañero que traerá lo que le falta o a la inversa?...
Te lo está mostrando el Tarot.
Y a través de este juego tenemos un acceso más profundo a la huella energética... sin que olvidemos que las huellas energéticas se pueden combinar.
Se puede ser un poco Rey de Oro, un poco Rey de Bastos y también a veces Reyna de Copas, a veces Reyna de Espadas.
Admiremos aquí las combinaciones y permutaciones desde el interior de nuestra maqueta del universo, el Tarot de Marsella.
Texto extraido del libro
"El Tarot, ¿por que? ¿como? ¿hasta donde?"
de Ünger Tchalaï
Las imagenes corresponden
al Tarot de François Chosson,
supuestamente de 1672.
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